La votación

 

de Javier Sánchez-Collado ©
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Inspirada en aquel célebre suceso del Ateneo de Madrid

 (En cierto moderno y decimonónico Ateneo, en una de sus salas. Todos los ateneístas visten la indumentaria adecuada al lugar y al momento: chisteras, bastones, levitas... Tres de ellos esperan el resultado de lo que está sucediendo al otro lado de la puerta que vemos enfrente.)

 

SEÑOR CON PERILLA. (De grave porte.)

¿Todavía no se sabe nada?

DON EULOGIO.(Algo mayor, nervioso y solemne.)

Aún no ha salido nadie. Menos mal que llega usted.

SEÑOR CON PERILLA.

Es mucho lo que nos jugamos.

DON EULOGIO.

Por supuesto. Ni por un momento quiero pensar en las terribles consecuencias que traería hoy un fracaso.

SEÑOR CON PERILLA.

Tranquilo. Eso no ocurrirá.

DON EULOGIO.Hemos de confiar en la buena fe de nuestros socios.

SEÑOR CON PERILLA.

¿Fe? No sé como es usted capaz de hablar aún así. Todo eso pronto no será más que un recuerdo oscuro.

DON EULOGIO.(Azorado)

¡Ah! Sí... claro. No era más que un modo de hablar...Como la reunión se está alargando tanto...

SEÑOR CON PERILLA.

También ayer acabó muy tarde.

LECTOR DE PERIÓDICO.(Que hasta este momento ha estado leyendo el periódico, con los pies encima de la mesa.)

¿Y se puede saber por qué se alargan tanto? Lo único que tienen que hacer es votar.

DON EULOGIO.

Las grandes decisiones no se pueden tomar a la ligera.

SEÑOR CON PERILLA.

¿Pero no sabes quiénes son los que aún quedan? Están todos los de la caterva ahí metidos.

LECTOR.

Apañados estamos (sentándose y leyendo de nuevo el periódico.)

DON EULOGIO.

¿La... caterva?

SEÑOR CON PERILLA.

Sí: el señor Secretario y su caterva de artistas.

LECTOR.

Los genios, para entendernos.

DON EULOGIO.

No hay nada que entender. ¿No les avergüenza tratar así a sus compañeros de esta institución? ¡Qué digo compañeros! Desde hoy verdaderos hermanos de nuestro Parnaso.

LECTOR. (Casi sin levantar la cabeza.)

Bueno, bueno... No se nos indigne, don Eulogio.

SEÑOR CON PERILLA.

No veo que sea tan malo llamarles de esa forma.

LECTOR.

Sobre todo porque es verdad: son una verdadera caterva.

DON EULOGIO.

Pero ¿cómo hablan así? ¿Y la hermandad universal? Para qué estamos hoy votando si ustedes piensan que...?

 (Le interrumpe un aplauso que brota de la sala contigua. Se dirigen los tres a la puerta, pero irrumpe por ella el Secretario, seguido de un buen grupo de ateneístas. Llegan entusiasmados.)

SECRETARIO. (Rodeado de los demás.)

Ateneístas: vengo a comunicarles el definitivo triunfo de la razón, por el que la humanidad irrumpe en una era nueva: la era del progreso, la de la cultura y la hermandad... La era del átomo en una palabra, pues hoy sabemos ya que a ningún otro principio hemos de atribuir nuestra existencia sino a tan sutil y por siempre indivisible elemento. Y todo gracias a este acto que acaba de realizar el ilustre Ateneo. Nuestra votación ha determinado que (despliega un papel y lo lee.)... Dios no existe.

 (Aplausos y entusiasmo.)

 Con gozo les comunico además que tan sólo unos pocos de nuestros miembros, aquellos cuyas mentes aún no están abiertas a la luz del saber, han votado en contra. Es, sin duda, un número pequeño, que ciertamente podemos despreciar y abrazarnos como símbolo de la hermandad universal que hoy se ha inaugurado.

DON EULOGIO.

¡Qué gran alegría, señor Secretario! Permítame que sea el primero en abrazarle, con el lazo de la eterna amistad.

SECRETARIO.

¡Abracémonos todos!

ATENEÍSTA 1º.

Propongo que el discurso de hoy se inmortalice como nuevo lema de nuestro ateneo: "Progreso, hermandad y átomo". (Nuevos aplausos.)

LECTOR.

Y yo propongo que ya está bien y que bebamos algo de una vez.

ATENEÍSTA 2º.

Parece mentira que en tan sublime momento sólo piense en beber.

LECTOR.

Lo que parece mentira es que piense que me importa algo lo que le sublime a usted.

ATENEÍSTA 2º.

¿Pero será necio ese...?

DON EULOGIO.

Cálmense. Una vez abolido de entre nosotros la suprema causa de todos los engaños, no ha de haber ya más rencillas en nuestro seno.

ATENEÍSTA 2º.

Otra cosa aboliría yo de entre nosotros.

SECRETARIO.

Bueno, bueno. Ya está bien. Olvidemos esto y bebamos. Arturo: sirva ya las copas.

ATENEÍSTA 3º.

Pero no las sucias.

ATENEÍSTA 4º.

No son sucias: tienen historia.

ATENEÍSTA 3º.

Aquí tiene historia todo menos lo que nos dan para beber.

ARTURO.

Quiten, quiten. Fíjense, que hoy tenemos champán del bueno.(Empieza a servir las copas y beben.)

ATENEÍSTA 4º.

Sí, claro. A un mes de las elecciones quitan el vinagre.

SECRETARIO.

¡No es usted quien para proferir insultos al champán de nuestra institución! Además, ya sabemos que usted es de esos que...

ATENEÍSTA 4º.

¿Que yo soy de qué?

SECRETARIO.

De esos que critican siempre a la junta, pero que lleva meses sin pagar sus cuotas.

ATENEÍSTA 4º.

¿Habrase visto mamarracho?

SECRETARIO.

¿Mamarracho? ¡Pues sepa que ahora mismo queda expulsado de nuestra ilustre sociedad!

ATENEÍSTA 4º.

Como que hemos echado a Dios y le vamos a aguantar a usted. ¡Farsante!

SECRETARIO.

¡Maldito mequetrefe!

DON EULOGIO.

¡Basta, basta! Acuérdense de la hermandad universal que hoy se ha preconizado en esta casa. No olvidemos ese abrazo que acaba de unirnos y pensemos en los nuevos horizontes de fraternidad y comprensión que hoy se abren ante nosotros.

SEÑOR CON PERILLA.

Ciertamente me parece más oportuno que en lugar de discutir, habláramos de los próximos proyectos que hemos de emprender.

TODOS. (Murmullos de aprobación.)

Tiene razón, es verdad, etc.

ATENEÍSTA 5º.

¡Amigos! A propósito de esto tengo la alegría de presentarles a uno de los artistas que frecuentan nuestro parnaso y que ha decidido inmortalizar el día de hoy en uno de sus valiosos lienzos. (Aplausos.)

SEÑOR CON PERILLA. (A media voz al Lector.)

¿Quién es ese?

LECTOR.

Uno de los de la caterva.

DON EULOGIO.

Amigos, compórtense, por favor.

LECTOR.

Y dale.

PINTOR.(Ataviado de pintor, claro está.)

He recogido hasta el menor detalle de la votación deicida. Pintada por mí, será doblemente histórica para la humanidad, que estará orgullosa de contemplar aquí mis cuadros.

ATENEÍSTA 6º.

Pues menudo orgullo si va a ser igual al huevo frito que hizo para la sala de juntas. (Risas.)

PINTOR.

¿Y usted qué sabe de pintura?

ATENEÍSTA 6º.

Nada. Pero de huevos fritos todo.

PINTOR.

¡Ese cuadro representaba una famosa bailarina!

ATENEÍSTA 7º.

La verdad es que no hay quien entienda sus cuadros. Me parecen una chapuza colosal.

PINTOR.

Pues para que se entere, ese cuadro está pintado según las últimas técnicas.

ATENEÍSTA 7º.

Las culinarias, claro. (Risas.)

PINTOR.

¡Imbécil! (Le tira unos pinceles.)

ATENEÍSTA 6º.

Mira el artista.

ATENEÍSTA 7º.

Hazle tragar sus pinceles al genio, a ver si se le bajan los humos.

DON EULOGIO.

Pero, por favor, ¡basta ya! ¿Es que es imposible que no haya peleas? ¡Hay que amar la hermandad universal!

LECTOR.

Y a su mujer, ¿también hay que amarla, don Eulogio? (Carcajadas.)

DON EULOGIO.

¿Qué pasa con mi mujer?

LECTOR.

Venga, venga, que todos ya sabemos que le ha salido a usted un poquito... divertida (siguen las risas)

DON EULOGIO. (Blandiendo su bastón.)

¿Pero cómo os atrevéis a meteros con mi mujer? ¡Fuera de aquí, chusma infame!

ATENEÍSTA 1º.

¿Y la fraternidad universal?

DON EULOGIO.

¡A bastonazos con ella! ¡Animales! (Se lía a bastonazos gritando: "Gentuza, haraganes, borrachos, canalla infame, fuera de aquí", etc. Se forma un gran revuelo.)

ATENEÍSTA 6º. (Al pintor.)

Venga, artista, dale color a esto también.

PINTOR.

¡En el ojo te lo voy a dar! (Se enzarzan.)

SECRETARIO. (Al que le acaban de propinar un bastonazo.)

¡Echad de aquí a ese maldito viejo!

 (Y sigue el revuelo de todos contra todos. Don Eulogio, tras vaciar la sala, mira desafiante y erguido, y golpea con su bastón el suelo. Mientras sale por la puerta, Arturo, el bedel. que había estado en el suelo vaciando la botella de champán, se levanta borracho.)

ARTURO.

¡Don Eulogio! ¡Vuelva, y vamos a darnos otro abrazo!

 

TELÓN




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