Lengua y literatura |
Algunas experiencias de animación a la
lectura en Secundaria
Nicolás Chazarra
(Profesor de Lengua Castellana y Literatura del Colegio Retamar)
I.
Como
es costumbre en muchos colegios, a final de curso se entrega a los alumnos una serie
de libros recomendados para su lectura estival, con la consiguiente
gratificación académica si entregan, al inicio del curso siguiente, un trabajo
de los que han leído. En
el verano de La aceptación del
libro fue sorprendente, no sólo entre ellos sino entre sus amigos y hermanos
mayores y pequeños y, por supuesto, las madres.
Aunque
los motivos por los que unos libros se ponen de moda son muy variados, podemos
citar, en este caso, los siguientes: –
es una obra de calidad literaria. Aunque los chicos no sean muy exigentes, tampoco
son insensibles a la belleza. Por eso, es incluso aceptada por aquellos que
reniegan de la literatura fantástica
[2].
–
cuenta una historia sencilla, atrayente y bien trenzada, fácil de leer, con
suficiente dosis de intriga, humor, misterio y aventuras, protagonizada por
chicos normales con los que se sienten identificados.
–
se contagian el entusiasmo como un reguero de pólvora. –
visualmente es atractivo: vivimos en la cultura de la imagen. Ponga un
maravilloso libro a un chico con una insípida portada y lo rechazará
[3].
–
es apto para todos los públicos; ya lo anuncia su autor, en su fino humor,
desde la dedicatoria del primer libro: Querida Lucy, Escribí esta
historia para ti, sin darme cuenta de que las niñas crecen más rápidamente que
los libros. Y resulta que ya eres demasiado grande para cuentos de hadas. Sin
embargo, algún día llegarás a ser lo bastaste mayor para disfrutar nuevamente
de ellos. Entonces podrás sacarlo de la estantería, desempolvarlo y darme tu
opinión sobre él. Probablemente,
yo estaré demasiado sordo para escucharte y demasiado viejo para comprender lo
que dices. A pesar de
todo seguiré siendo tu padrino que te quiere mucho, C. S. Lewis
[4]
II. Aprovechamos
este nuevo interés lector en los jóvenes, que había tenido otras eclosiones con
series como Harry Potter
[5],
Molly
Moon
[6]
o Artemis
Fowl
[7], retomamos una serie de actuaciones para mantener,
aumentar y mejorar su calidad lectora.
Por
un lado seguimos inculcándoles el fundamento teórico: lo maravilloso que es
leer para la formación y enriquecimiento intelectual y humano de cada persona.
Argumentos que el niño, de momento, ni entiende mucho ni corresponden a sus actuales
intereses, más cercanos a aficiones más lúdicas.
Por
otro, una vez que empiezan a interesarse un poco por leer, se inicia el
verdadero reto: crear, mantener e incrementar el hábito lector. Hemos de aclarar,
para terminar con esta parte más conceptual, que quien pretenda encontrar una
fórmula mágica de animación a la lectura, se encontrará, probablemente, con tantas
como personas. Una técnica concreta puede funcionar un tiempo, pero no es
garantía de éxito en el futuro. De manera similar a otras actividades
humanísticas, cada chico ha de ser tratado como único: tiene su propio mundo
interior, sus afanes, sus dificultades, etc. y se ha de hacer con él un
programa personal de lectura –como complemento a las lecturas del colegio– a
medio y largo plazo, de acuerdo con sus intereses y necesidades particulares.
III.
En
cuanto a las actuaciones anunciadas, en el colegio empezamos dedicando una
sesión semanal exclusivamente a la lectura de un libro, en lugar de una
aburrida clase de Lengua. Esto les gustó, de modo que leer se les hizo
agradable. Había unas condiciones: leer en completo silencio, un libro
recomendado por sus padres o algún profesor, hacer una pequeña ficha de lectura,
etc. En
ese ambiente el profesor inicia diversas acciones para ir metiéndoles el
gusanillo por leer, unas con más éxito que otras. Les va recomendando algunos
libros
[8]
de acuerdo con sus aficiones: –
a quienes querían más libros similares a Narnia, les sugería las Crónicas
de Prydain
[9], si
es que antes no habían leído las aventuras de Bilbo Bolsón de El
Hobbit
[10], La
vidente y la espada
[11],
las Crónicas
de Tyrion
[12],
la serie de Iván de Aldénuri
[13],
El
manuscrito godo
[14],
La
palabra impronunciable
[15]
y, por supuesto, Carta al rey y Los secretos del Bosque Salvaje
[16],
recientemente traducido a nuestra lengua junto con otras antiguas joyas de
literatura infantil que están rescatando del olvido como La princesa y los trasgos y
La
princesa y Curdie
[17],
libros con los que aprendieron a soñar de niños Lewis, Tolkien, Carroll… –
pero si quieren seguir avanzando, dejando un poco de lado la magia y yendo por
el camino de las novelas de aventuras, abriremos nuevos campos. Los clásicos de
siempre: Julio Verne, Emilio Salgari,
Stevenson, Walter Scott y Mark Twain. Los de simple entretenimiento, como Parque
Jurásico
[18],
Zalacaín
el aventurero
[19],
Jaque
en la red, Amordazados
[20].
Otras con tintes autobiográficos en las que el escritor plasma su experiencia
vital y, en ocasiones, desarrollando de modo atractivo su vocación profesional:
El
esbirro
[21], Un
saco de canicas
[22],
La
ciudadela
[23],
–
otro género muy demandado en la actualidad es la novela histórica; un autor recomendable
para jóvenes es Louis de Wohl a quien el papa Pío XII le sugirió que actualizara
la vida de los grandes hombres de la historia. Y empezó con
La
luz apacible
[27], situada en
la época de Tomás de Aquino. El polifacético César Vidal tiene varias novelas
en las que, a diferencia de la mayor parte de los escritores actuales, respeta
la historia: una obra sencilla, pero interesante es La batalla de los cuatro reyes
que narra la trascendental batalla de las Navas de Tolosa. Misterios Romanos
[28],
una serie de aventuras situada en
–
otra experiencia fue llevar a clase un lote de libros diferentes y repartirlos
de forma ordenada. Cada uno lee durante una hora… extraño es el día que no
piden quedarse con él para acabarlo. En otras ocasiones se reparte el primer
capítulo de un libro de cierta actualidad o interés –cada vez es más frecuente
que las editoriales lo cuelguen en la web–. –
hace un par de años en el último curso de Secundaria leíamos cada día, al
comienzo de clase, un capítulo de un libro: Vigo es Vivaldi
[31].
Les cogió, ante mi asombro, su lectura hasta el final. Escrito a modo de diario
de un alumno de Bachillerato cuenta lo que sucede en su instituto entre sus
compañeros, profesores y una chica llamada Paula... Al terminarla, algunos continuaron con otras novelas de ambiente
juvenil, quizás fuesen más divertidas, entretenidas, cercana a los jóvenes
reales, también más chabacanas, pero a casi todas les falta algo: echaban en
falta los ideales que tenían los jóvenes del primer libro.
–
¿Es mejor ver la película o leer el libro? La respuesta la hallamos proyectando,
o prestándose entre ellos, fragmentos de películas basadas en libros que hemos
leído: Huckeleberry Finn, Parque Jurásico, ¡Viven!, El Señor de los Anillos, El
Camino, etc. –
una actuación estrella es publicar en el tablón de anuncios una reseña de la novela
que más haya gustado a un alumno. Aparecen títulos inesperados. He aquí una
selección: Mi planta naranja–lima
[32],
un libro para llorar, eso sí, nunca lo reconocerán delante de sus amigos; Relato
de un náufrago
[33],
una breve y sencilla historia muy bien contada; Cinco panes de cebada
[34],
historia de una maestra de pequeño pueblo que intenta sacar adelante a unos
rebeldes chicos, quizá fuese recomendada para rendir un pequeño homenaje a sus
sufridos profesores; Viento del Este, Viento del Oeste
[35],
el choque cultural entre
–
publicación en el tablón de la clase del comienzo de alguna novela, de esas que
enganchan desde la primera línea. –
para introducir el teatro en los alumnos, leemos de vez en cuando alguna obra
breve: en los primeros cursos nos atrevemos con el entremés El
retablo de las maravillas de Miguel de Cervantes, una obra fácil que
descubre su genial ironía. Hemos leído Tres sombreros de copa, de Miguel
Mihura, el comienzo de Los árboles mueren de pie, una obra
emotiva de Alejandro Casona, La farsa del príncipe encadenado
[39],
una parodia de La vida es sueño.
IV.
Una
última fase, en aquellos chicos que han descubierto el placer intelectual de leer,
es animarles a aumentar sus campos de intereses. Por un lado a no quedarse en las
novelas de aventuras, o de fantasía, o de historia. Por otro, en comenzar a
leer y a disfrutar de los clásicos y de dejarse impregnar por ellos, pues bien
pronto, en el Bachillerato que se les viene encima, tendrán ocasión de
enfrentarse al mejor libro escrito en nuestra lengua: El Quijote.
[1] Las crónicas de Narnia, de
C. S. Lewis. Ediciones Destino.
[2] En la ficha literaria que
presenta el alumno al finalizar la lectura, aparece un apartado –el más interesante
para el profesor– en el que expresan la opinión personal acerca del libro.
Algunos, en un elogiable acto de valentía, suelen decir lo que piensan de
verdad –y no lo creen que el profesor espera que escriban–. Pues entre estos
demoledores críticos literarios cuesta encontrar detractores de esta obra.
[3] Hice el experimento con una
novela histórica –Las barricadas de Dios de Wilhelm Hünermann, editorial
Palabra–, que cuenta la apasionante vida de Robert Bernard, un joven que vive
en primera persona el odio de revolucionarios y jacobinos hacia la religión
católica durante
[4] Dedicatoria de C. S. Lewis a
su ahijada Lucy Barfield.
[5] Harry Potter, de J. K.
Rowling, de quien esperamos en próximas fechas el séptima y último libro.
[6] Molly Moon y el increíble libro
del hipnotismo, de Georgia Byng, fue el primero de otra serie de menor
difusión y calidad.
[7] Artemis Fowl, de Eoin
Colfer, un joven maestro irlandés que ha creado a un engreído delincuente de
doce años, mezclando moderna tecnología con la tradición fantástica. Ya
esperamos la quinta entrega de esta desenfadada serie que ha ido de menos a
más.
[8] Todos los libros que se
citan a continuación se encuentran, o se han encontrado alguna vez, en la
biblioteca del colegio.
[9] Serie de cinco libros: El
libro de los Tres, El caldero negro, El
castillo de Llyr, Taran el Errante y El
gran Rey, escritos por Lloyd Alexander, publicados por Alfaguara en una
no muy vistosa presentación, que inspirándose en leyendas y mitos artúricos
cuenta las ingenuas historias de Taran, un aprendiz de porquero a quien la
historia le tiene reservado un papel importante.
[10] El Hobbit, de J. R. R.
Tolkien, obra que introduce la historia y el ambiente de El Señor de los Anillos.
[11] La vidente y la espada,
de Victoria Hanley, editado por SM, donde la magia va dejando paso a la
aventura, la nobleza, la lealtad y la traición, una auténtica novela épica.
[12] Las Crónicas de Tyrion,
escritas por Elena Martínez, editado por Palabra, compuesta por la trilogía: La
profecía del Dragón, El Rey de los Alari y El
Quinto Elemental.
[13] Iván de Aldénuri, de Juan
Antonio Pérez Foncea, ediciones Libroslibres, lleva ya dos volúmenes: El
bosque de los Thaurroks y
[14] El manuscrito godo, de
José Luis Velasco, publicado por Espasa, autor también de El misterio del eunuco,
libro más cercano al género de intriga y policiaco, situado en la ciudad de
Córdoba, ocupada todavía por los árabes.
[15] La palabra impronunciable,
de Antonio Sánchez-Escalonilla, Libroslibres. La historia de un famoso meón.
[16] Continuación de Carta
al rey y escritos por Tonke Dragt, considerada la mejor escritora
holandesa de literatura infantil y juvenil, que la editorial Siruela la publica
en castellano, más de cuarenta años después de haber sido escritos. Es una
aventura de héroes caballerescos, a la vieja usanza, donde la gran calidad
literaria está al mismo nivel que los valores que transmite de amistad,
lealtad, valor, etc. [17] Escritos por George MacDonald y también publicados por Siruela en la colección Las Tres Edades, para los más pequeños y los más mayores de la casa.
[18] Parque Jurásico de
Michael Crichton, Plaza y Janés, bastante más interesante que la película.
[19] Junto con Las
inquietudes de Shanti Andía, las dos novelas de aventuras de Pío
Baroja. [20] Escritas por Santiago Herranz y publicados por Bruño; son historias de actualidad cuyos protagonistas son jóvenes.
[21] El esbirro, de Sergei
Kourdakov, ediciones Palabra. Para algunos alumnos, la mejor novela de
aventuras que han leído nunca. Bien es cierto que todavía han sido pocas. Una
historia autobiográfica un tanto sobrecogedora.
[22] Un saco de canicas, de
Joseph Joffo, publicado por Grijalbo. También novela autobiográfica, la huida
de dos niños judíos de la ciudad de París ocupada por los nazis, contada por
ellos mismos.
[23] La ciudadela, de A. J. Cronin.
También cuenta su propia vida. Ideal para quejicas y para quienes piensen en la
medicina como su futuro profesional. Tiene fama, este libro, de ilusionar a los
jóvenes a emprender la carrera de medicina. Entre ellos se encuentran algunos
antiguos alumnos –a los que, por cierto, les va muy bien–. Más novelas de este
estilo son La incógnita Newton de Catherine Shaw, El tío Tungsteno de
Oliver Sacks, La victoria del Sol de Tomás Alfaro, etc.
[24] La bandera invisible, de
Peter Bamm, Ediciones Astor. Un médico se enfrenta al dolor atendiendo heridos
durante la 2ª Guerra Mundial.
[25] No sin mi hija, de Betty
Mahmoody, editorial Planeta. Quizá recordéis la película de esta historia real:
una mujer viaja con su marido e hija a Irán a conocer a la familia de su marido…
[26] ¡Viven!, de Piers Reael,
Ediciones B. También llevada al cine, cuenta la historia de los jugadores de un
equipo cuyo avión se estrella en los Andes.
[27] La luz apacible, de Louis
de Wohl, ediciones Palabra. Probablemente el libro que ha dejado una huella más
profunda en los corazones de los alumnos. Otros libros de este autor muy
recomendadas son El último cruzado –vida de don Juan de Austria–, Atila,
el azote de Dios, Corazón inquieto –vida de san
Agustín de Hipona–, El oriente en llamas –San Francisco Javier–, etc.
[28] Ediciones Salamandra ha ido
publicando la serie de, hasta ahora, diez volúmenes: Ladrones en el Foro, Los
secretos del Vesubio, Los piratas de Pompeya, Asesinos
en Roma, Los delfines de Laurentum, Los doce trabajos de Flavia Gemina, Los
enemigos
de Júpiter, Los gladiadores de Capua, El Coloso de Rodas y El
fugitivo de Corinto. Algunos de los chicos que este curso han empezado
por el primero –el que tenemos en el colegio– ya van por el octavo...
[29] Ambos de Antonio Sánchez-Escalonilla, publicado por Editex y Bambu,
respectivamente, nos acercan a la mitología griega y romana.
[30]
Cruzada
en jeans, de Thea Beckmann, en SM, situado en
la época de las Cruzadas.
[31]
Vigo
es Vivaldi, de José Ramón Ayllón, en Bruño. Poco
después publicó Diario de Paula.
[32] Mi planta naranja-lima,
de José Mauro de Vasconcenlos, de la editorial Ateneo, de carácter
autobiográfico cuenta el proceso de maduración a través del sufrimiento de
Zezé, un niño de cinco años.
[33] Relato de un náufrago, de
Gabriel García Márquez, que se inspiró en una noticia leída en un periódico de
un naufragio a mediados del siglo XX.
[34] Cinco panes de cebada,
de Lucía Baquedado, ediciones SM.
[35] Viento del Este, Viento del Oeste,
de Pearl S. Buck, editado por Plaza y Janés.
[36] Charlie y la fábrica de chocolate,
de Roald Dahl, en Alfaguara. Del mismo autor y para
el mismo público infantil: Matilda y Las brujas. Y para más
mayores, las selecciones de cuentos en Relatos de lo inesperado.
[37] El hombre que compró un automóvil,
de Wenceslao Fernández Flórez, Anaya.
[38] El mago de las palabras, JRR
Tolkien,
de Eduardo Segura, Magisterio.
[39] La farsa del príncipe encadenado,
de Jordi Voltas. |