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Romancero Viejo |
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Marqués de Santillana |
– Serranilla VI (La vaquera de la Finojosa) |
Juan del Encina
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–
No te tardes |
Jorge Manrique
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– Coplas a la muerte de su padre: |
Garcilaso de la
Vega |
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Santa Teresa de
Jesús |
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Fray Luis de
León |
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San Juan de la Cruz |
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Luis de Góngora y
Argote |
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Lope de Vega |
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Calderón de la Barca |
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Francisco de Quevedo |
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Tomás de Iriarte |
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Espronceda |
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Bécquer |
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Pablo Neruda |
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Pedro Salinas |
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Gerardo Diego |
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Miguel
Hernández |
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Rafael Alberti |
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Antonio
Machado |
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Federico García Lorca |
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Juan Ramón
Jiménez |
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Rubén Darío |
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Rosalía de
Castro |
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León Felipe |
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Miguel D'Ors |
– Es una cosa extraña
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Carmelo
Guillén |
- De amigos ando bien
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–
Romance del cautivo
1. Romance
del cautivo
2.
Romance del conde Arnaldos
3.
Romance de Abenámar
4.
Rey don Sancho,...
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Marqués de Santillana
Serranilla VI. La vaquera de la Finojosa
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– No te tardes
1. No te tardes
2. Las cosas que deseamos
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– Coplas a la muerte de su padre Coplas a la muerte de su padre
I
XV
XXV
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– Soneto X ¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas!
1. Soneto X
2. Soneto XXIII
3. Soneto XI
4. A Dafne ya los brazos le crecían,
5. Soneto
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– Nada te turbe
1. Nada te turbe
2. Vivo sin vivir en mí
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– Al salir de la cárcel
1. Al salir de la cárcel
2. Vida retirada
3. Noche serena
4. Oda a Francisco Salinas (Catedrático
de Música de la Universidad de Salamanca)
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– La noche oscura
1. La noche oscura
2. Llama de amor viva
3. Cántico espiritual
4. Coplas a lo divino
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– Mientras por competir
1.
Mientras por competir
2. De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado
3. La dulce boca
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– Desmayarse, atreverse
1. Desmayarse
2. Rimas humanas CXCI
3. ¿Qué tengo yo que mi amistad
procuras?
4. A Cristo crucificado.
5. A una calavera.
6. Dulce desdén
7. Un soneto me manda hacer Violante,
8. Soledades
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1. A Cristo crucificado
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– Cuentan de un sabio, que un día
1. Cuentan de un sabio
2. Soliloquio de Segismundo
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– Don Dinero
1. Letrilla:
Don Dinero
2. A una nariz
3. Amor constante más allá de la muerte
4. Miré los muros
5. Conoce la diligencia con que se
acerca la muerte
6. “¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde?”
7. “Fue sueño ayer; mañana será tierra”
8. Al mosquito de la trompetilla.
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1. La ignorancia es atrevida
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– Canción del pirata
1. Canción del pirata
2. Canto a Teresa
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– ¿Qué es poesía?
1. ¿Qué es poesía?
2. Volverán las oscuras golondrinas
3. ¡Los suspiros son aire y van al aire!
4. Del salón en el ángulo oscuro,
5. Por una mirada, un mundo,
6. Yo soy ardiente, yo soy morena,
7. Al brillar un relámpago nacemos
8. Hoy la tierra y los cielos me
sonríen,
9. No digáis que agotado su tesoro,
10. Porque son, niña, tus ojos
11. Yo me he asomado a las profundas simas
12. Por una mirada, un mundo
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- Dicen que no hablan las plantas - Adiós ríos, adiós fontes (gallego) - Adiós ríos, adiós fontes (castellano)
1. Dicen que no hablan las
plantas...
Cando penso que
te fuches,
Cuando pienso
que te fuiste, 4. Adiós ríos, adiós fontes (gallego)
Adiós, ríos;
adios, fontes; 5. Adiós ríos, adiós fontes (castellano)
Adiós, ríos;
adiós, fuentes.
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- Puedo
escribir los versos más tristes esta noche
Poema
20
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– Perdóname por ir
así buscándote
“La voz a ti debida”
2. Como me vas a explicar,
3. ¡Si me llamaras, sí;
4. Para vivir no quiero
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– Brindis
1. “Brindis”
2. Romance del Duero
3. El ciprés de Silos
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Elegía a Ramón Sijé
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– El mar, la mar
1. El mar, la mar
2. Si mi voz muriera en tierra
3. Se equivocó la paloma
4. Elegía
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– A un olmo seco.
1. A un olmo seco
2. Retrato
3. Yo voy soñando caminos
4. Caminantes, son tus huellas
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– Romance sonámbulo
1. Romance sonámbulo
2. Romance de la luna, luna
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– El viaje definitivo
1.El viaje definitivo
2. La carbonerilla quemada
3. El mar lejano
4. Poesía
pura
5. (Poema 3 de Eternidades)
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– Sonatina
1. Sonatina
2. A Margarita Debayle
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1. ¡Qué lástima!
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- Es una cosa extraña Es una cosa extraña ser poeta, es una cosa extraña sentir la propia vida llena de muchedumbres, escuchar en el propio canto todos los cantos y cotidianamente morir un poco en todo lo que muere.
Es una cosa extraña ser poeta; es sorprender al niño en los ojos del viejo, es oír los clamores del bosque en la semilla, adivinar que hay una primavera dormida bajo cada nevada, partir el pan y ver los segadores.
Es una cosa extraña: ser poeta es convertirse en tierra para entender la lluvia, es convertirse en hoja para saber de otoños, es convertirse en muerto para aprender la ausencia. 20-I-72
Es doloroso estar tras el poema... Es doloroso estar tras el poema, viendo el verso por dentro, estar en el reverso del prodigio igual que el tejedor al otro lado de su tapiz o como el farero en su torre o el hombre del guiñol entre sus hilos.
Es doloroso sostener la magia justo por lo que tiene de mecanismo y de monotonía y no poder estar entre esas gentes cuyo rumor me llega como a través de un muro. 7-II-74
Uno se muere así, cuando tenía un cigarro en la mano (que aparece humeando, después, sobre el asfalto), cuando había una letra pendiente, un libro abierto, un cuento a medias (que los niños nunca sabrán cómo termina); uno se muere así, de golpe, abandonando su ropa en el armario y sus asuntos y su reloj parado en una hora —la de la muerte en punto— (o sin pararse y entonces es más triste todavía porque lo ves seguir, infiel al amo), y a lo mejor aún llega alguna carta con las señas del muerto y hace llorar de puro no saber...
Después de morir uno, mientras uno está muriendo, se abre una ferretería, pintan una fachada y el muerto ya es ajeno, y todo nos lo aleja.
Las yerbas del olvido empiezan a crecer sobre su tumba. 20-III-74
"Reina de los cielos, madre del pan de trigo". (Gonzalo de Berceo, Milagros de Ntra Señora, 659 a.).
I Qué música tus manos, fina corza del mayo más intacto, qué gesto de azucena, qué iluminada crece la hierba donde pisas.
Eres la tesorera del silencio, el sauce que se inclina a toda pena; eres la que se queda fuera de las palabras; sólo un nombre ojival puede nombrarte: madre del pan de trigo, sí. La sombra de una sonrisa tuya iguala a mil cerezos, y es que hasta tu sandalia nazarena, alondra cristalina, arpa de lágrimas.
Vienen del siglo XIII los mejores ruiseñores y minian tu aleluya.
También aquí mi boca con sus costras, mi voz, acostumbrada a hurgar entre basuras con hambres vergonzosas, intenta un vuelo azul y esta ramera rancia también te dice Salve. 15/16-V-75
II Afuera las cuadrigas, los edictos de mármol, los corros de reojo, los vivas insurrectos, pero dentro la cal resplandeciente, el agua justa en el cantarillo, la alacena sumisa y un silencio mejor que el de los astros.
Afuera las palabras profundas, el progreso sin duda, los debates en torno a los debates y la filología con ropas de virtud, pero dentro la escoba barriendo unas virutas, la sonrisa volando sobre el puchero alegre, la lámpara y su aceite precavido y un silencio mejor que el de los astros.
Afuera los denarios, la nueva danzarina, el circo clamoroso y los esclavos, pero dentro el geranio risueño en su maceta, el pan y el vino sobre la mesa, las honradas herramientas, los lienzos en el arca con membrillos bien sanos y un silencio mejor que el de los astros.
Afuera las posadas, su tráfico políglota, la púrpura y el crimen, los remotos camellos y las jarcias afanosas; afuera el mundo entero, pero dentro una niña con gesto de tórtola asustada que deja su costura de novia, que sonríe, que dice inmensamente: Hágase en mí según tus palabras y vuelve a su silencio, mejor, mejor, mejor que el de los astros. 16-V-75
III Eres madre del pan, eres un cuenco de leche hospitalaria, bien caliente; eres humildemente la cerilla que alumbra un apagón de cuatro siglos; eres la venda justa, eres paisana de todo lo que amo. La caricia candeal de tus manos disuade cada lágrima que congelada baja pecho adentro.
No me niegues a mí tu voz, la chimenea de todos los viajeros del invierno. 16-V-75 "El que houiere sseso responda e diga amen" (Libro de Apolunio, explicit)
(Santiago) «Ciudad extraña, hermosa y fea a un tiempo.» (Rosalía de Castro, En las orillas del Sar, «Santa Escolástica», III, 1).
Yo no pude elegir: abrí los ojos y la vida era lluvia y noche y piedra, y sólo el húmedo reflejo de un farol gemebundo; yo no tuve la culpa si invadieron mis sueños las campanadas grises, el musgo, los paraguas litúrgicos, aquellas nubes pétreas; yo no tengo la culpa si esa melancolía fue mi patria nativa, la costumbre de mis años silvestres; y tampoco si ahora llevo conmigo, dentro, aquella lluvia y lluvia y lluvia que ponía —...martes, miércoles, jueves...— pensativas las piedras de Santiago. 28-XI-75
Sólo cerrar los ojos y allí estaban la “Kon-Tiki”, los sioux, Mowgli, Hillary y Tensing, sequoias y pirañas... y era como estar lleno de un verano de potros y acampadas y playas, como llevar por dentro siempre las vacaciones, y siempre con buen tiempo y campeonatos.
No sé qué sucedió: todo se fue nublando, y yo también estaba más turbio y más silencioso, más preso entre mi nombre y mis semanas, y todo tan invierno y tan Pamplona, y los libros, y el aire, todo gris, todo como con un olor a gato o seminario.
En mí está apagando el fuego. Cualquier día me moriré de asfalto y de bibliografía. 21/22-XII-77
A mí dejadme así, cerca del fuego. Yo sólo quiero que mi vida sea como un pueblo humeando pensativo —la nieve en los tejados— con su mañana llena de balidos y del olor caliente de la panadería.
Yo no quiero excelencias, ni mármoles, ni cifras. Los libros no me sirven si no me dejan contemplar la hierba. Con esto me conformo, con el don de los días, con los tenues manzanos florecidos, con una voz sencilla que me diga cerca del fuego cosas verdaderas. 14-XII-78
Se acabó la película, muchacho. Esto es la vida. Ya estás frente al azote feroz de la intemperie, ya estás casado y calvo, ya saliste de aquellos años—technicolor. Eso es la vida. Inútil que te cuentes mentiras: no sonará, borrosa, una trompeta aliada. No llegará John Wayne con el Séptimo de Caballería. 11-II-81
Donde el poeta se despide definitivamente del cotarro A él Adiós, adiós revistas, premios, antologías, fulgores de El País y el Segundo Canal, adiós generación del 70, divino tesoro, te he perdido para nunca jamás.
Para ser comunista me falta la langosta (que no es poco faltar) y, como don Antonio, tampoco soy un ave de ésas (menudos pájaros) del nuevo gay trinar, y no versificando ni a la izquierda ni debajo de nadie, ustedes me dirán.
Adiós entonces, fama, adiós obras completas, adiós escalinatas hacia Carlos Barral, adiós muchachos, nunca compañeros de mi vida (a Dios gracias –y gracias además a los sabios consejos sobre las compañías que me dio mi papá–).
Pero todos felices: la Poesía y yo tendremos más intimidad, y vosotros qué gozo: en la carpeta de Félix Grande un poco menos de original y un poco más de alfalfa en los amenos prados del Parnaso local. 5-IX-82
Raro asunto la vida: yo que pude nacer en 1529, o en Pittsburg o archiduque, yo que pude ser Chesterton o un bonzo, haber nacido gallego y d’Ors y todas estas cosas. Raro asunto que entre la muchedumbre de los siglos, que existiendo la China innumerable, y Bosnia, y las cruzadas, y los incas, fuese a tocarme a mí precisamente este trabajo amargo de ser yo. 13-I-83
Verás de nuevo el valle melodioso rezumando verdores, y el antiguo espesor de los carballos; verás las humaredas familiares subiendo como un rezo hacia la cúpula azul del mediodía, y de nuevo las tardes de campanadas líquidas y dóciles mugidos, y el perfume universal del heno ocupando las noches... Verás de nuevo aquel paisaje cristalino que es tu infancia.
Pero sólo si vuelves –piedras ruinosas, negra ceniza despoblada–, pero sólo si vuelves con los ojos cerrados. 15/16-V-83
(La larga marcha hacia ninguna parte)
“Tacete unquanco, pallide viole, e liquidi cristalli e fate senelle: ei dice cose, voi dite parole”. (Francesco Berni)
“Una obra de arte que no tenga valor artístico carecerá de fuerza”. (Mao- Tse- Tung)
INCIPIT LIBER
En el nombre de Dios -ojo: no del Gran Todo, no del Gran Manitú ni el Punto Omega ni del dios (Dios me libre) deseado y deseante de ciertos camarotes de seda-, en el nombre del Padre que fizo toda cosa, en el nombre del solo Dios verdadero, el Dios de los profetas hirsutos y los vastos patriarcas, el de Inés y Cecilia, sexo débil más fuerte que todas las legiones, el Dios que sostenía la sonrisa de Tomás Moro bajo el hacha negra, el Dios de Louis Pasteur, el de Gaudí, de Chesterton, de los analfabetos como yo, el Dios de las amebas, de los Tronos y las Dominaciones, del simún y el Museo Británico, comienzo esta declaración, esta memoria del desolado tiempo que he vivido.
Que Él ponga en mis palabras una chispa de Su innombrable fuerza.
5-X-81
I La segunda mitad del siglo XX era más pertinaz que una sequía de los años 40.
Tenían -¿cómo no!- las Cinco Vías de Tomás, el inmenso aventurero, tenían los ocasos de Granada, el acorde de octubre en los hayedos de Zuriza, tenían a Audrey Hepburn (y a Raquel Welch), tenían el Cervino, Florencia, la Sexta Sinfonía de Beethoven, el cielo azul -que es cielo y es azul-, el silencioso grito de un minuto cualquiera de la Madre Teresa de Calcuta...
Tropezaban con Dios en cada cosa: un niño: Dios; una gaviota: Dios; una mujer que dice -yo también-: Dios; un buen verso: Dios. Pero eran ciegos, sordos, inexplicables, y negaron a Dios como quien niega el mar o las manzanas. 7-X-81
II La segunda mitad del siglo XX no tuvo Dios ni dioses, ni siquiera un poste de colores como Caballo Loco, que ser menos salvaje que hombre blanco.
Y vino lo que vino: si Dios no existe, el hombre es un fosfato (un fosfato que vota, miren qué delicado).
Si Dios no existe -déjense de bromas- no existen argumentos contra el horno crematorio, el Gulag, la clínica asesina, la bomba de neutrones, las Brigadas Rojas, los Mao-Tse-Tung... Si Dios no existe ¿quién me dice a mí que no me cague en todos los restantes fosfatos? Si Dios no existe, sálvese quien pueda. Si Dios no existe, el Mandamiento Nuevo es “jodeos los unos a los otros”.
Considerad, hermanos, con qué fidelidad lo cumplió la segunda mitad del siglo XX. 6-X-81
III La segunda mitad del siglo XX la humanidad del hombre dimitió.
¿Para qué molestarse en decir no con la palabra no? Mejor con metralleta, John Kennedy, mejor con rifle, con pistola, con granada de mano. ¿Por qué esperar al punto final para acabar la discrepancia, Bob Kennedy, pudiendo terminarla con un tiro?
¿Por qué pedir justicia con razones, pudiendo, Martin Luther, pedirla con un kilo de Goma-2?
¿Por qué perder el tiempo en ser humanos, Aldo Moro, José María Ryan, Manuel Expósito, almirante Carrero, Anwar El Sadat, por qué, muertos y muertas cuyos nombres se mezclan y confunden en el olvido igual que las mandíbulas, los zapatos, los trozos de chatarra, los dedos en el súbito asfalto ensangrentado, por qué perder el tiempo en ser humanos pudiendo ser un cóctel Molotov, un Cetme, una PO-3, un artilugio? 10-X-81
IV La segunda mitad del siglo XX llevó la compasión a un grado alejandrino.
Para ayudar al viejo de lentos sufrimientos, nada tan tierno como asesinarlo.
Para que no haya niños de mirada famélica, eliminar los niños.
Durante la segunda mitad del siglo XX el crimen fue la forma más sublime de la filantropía. 4-X-81
V La segunda mitad del siglo XX proclamó la bandera de la paz y la vida: la vida de Mick Jagger, la vida de Alí Agca, la de Charles Manson, la de Bokassa, la de José Rodríguez, son sagradas; la vida de las focas y la de las sequoias y hasta la vida de los vietnamitas son sagradas, etcétera... Muy bien, señores, pero mientras el Universo se llenaba de palomitas rosas, mientras todos ustedes hacían el amor y no la guerra, en cada útero un Auschwitz, un Dachau, un Stalin, un Führer, un Vietnam, un Paracuellos, un negro y fiero y ciego bombardeo. Todo legal, no sufra, todo a cargo de la Seguridad Social, naturalmente.
Cinco, veinte, sesenta millones, ochocientos millones de personas -Dios lleva cuenta exacta- asfixiadas, quemadas, trituradas (con absoluta higiene y música ambiental para que nadie diga). Yo he escuchado sus llantos diminutos, he visto sus milímetros de espanto, sus deditos de leche desvalida moviéndose en el cubo funerario.
Yo levanto estos versos como un volcán de rabia y grito a las estrellas que el mayor genocidio de este planeta fue la segunda mitad del siglo XX. 9-XI-81
VI La segunda mitad del siglo XX fue una escena de cama de dimensiones cósmicas.
El Arte fue la cópula, la Cultura la cópula, la Diversión la cópula y la Revolución también la cópula.
Allí todo fue copula-copulae... Todo menos la cópula, que fue durante la segunda mitad del siglo XX sodomita, enfundada, interrupta, egocéntrica, auricular, estéril, solitaria, informática, teledirigida, only for women, multitudinaria, etcétera, etcétera, etcétera... De todas las maneras inferior a los perros. 4-X-81
VII La segunda mitad del siglo XX se propuso llegar al Paraíso ahorrándose el viaje.
Ser Agustín sin recorrer de bruces todo el dolor que media entre el robo de peras y la visión beatífica; ser Francisco de Asís sin merecerlo por el hambre y el no y el parecido con los lirios del campo; ser -ay- Juan de la Cruz sin noche oscura ni cadenas voraces ni dolencia de amor; ser María Goretti, pero llegando a un trato. Ver a Dios sin limpiarse el corazón.
Para volar tan alto, tan alto, les vendieron un atajo: pastillas, sobrecillos, jeringuillas, perfectos sucedáneos -pensaban- de la ascética. Ascética sintética.
Una fumata, tío, y el éxtasis. Un sorbo de este rollo y las ínsulas extrañas. Un pinchacillo aquí y escuchas en diez pistas el hosanna de oro de los coros angélicos.
Lo malo es que el atajo era mentira. Lo malo es que aquel cielo era mentira. Lo malo es que la puerta que Ferlinghetti & Dylan, Limited (very limited) cantaban los condujo -mentira, “Lasciate ogni speranza”- al Horror infinito. 8-X-81
VIII La segunda mitad del siglo XX fue amiga de los ríos y los quebrantahuesos, de la ballena azul y los otoños, de la gentiana Clusii y el Yosemite Valley.
Muy bien. Me apunto a todos esos bosques, a las corrientes aguas puras, al Aconcagua, a las aves ligeras; me apunto a todo locus más o menos amoenus; al lupus homini horno, si esto le hace feliz.
A lo que no me apunto es a después de tanta historia con Mamá Natura asesinar 1.000 niños ustedes ya me entienden.
A lo que no me apunto es a morir, igual que Jimi Hendrix, con catorce pinchazos diz que de paraíso debajo de la lengua. A lo que no me apunto ni borracho es a clamar por la Naturaleza con un dispositivo en la vagina, una funda de plástico ya saben, un kilo de pastillas en el alma y millones de hermanos que no llegan a especie protegida. 7-X-81
IX La segunda mitad del siglo XX dijo que la Verdad no era verdad, que cada cual con su opinión, y todos a ser homini lupus en paz y compañía.
No es verdad que hoy es martes, no es verdad esta lluvia, no es verdad Paraguay ni mi bigote ni sus estornudas ni dos y dos son cuatro: todo son opiniones. Usted hoy se ha comido un plato de opiniones -perdón, una opinión de opiniones (tampoco voy a imponerle el plato)-; a usted, cuando se sienta, le pica esa opinión que le ha salido en toda la opinión.
Pero ¿qué digo usted! Usted es solamente una opinión. Yo soy una opinión. Esto es sencillamente una conversación entre opiniones. 6-X-81
X La segunda mitad del siglo XX atinó con la Llave de la Sabiduría: un hombre, un voto.
El manejo es sencillo: un drogadicto, un voto; un premio Nobel, un voto; dos maricas, dos votos; un apóstol, un voto; un loco, un voto; un cuerdo, un voto; William Shakespeare, un voto; Pedro Pérez, un voto; Santa Teresa, un voto; Charles Manson, un voto; Platón, un voto; Claudia Cardinale, un voto; usted, un voto.
Acto seguido una rápida suma, y miren qué sencillo fue para la segunda mitad del siglo XX el Wahrheitserkenntnisweg. 5-X-81
XI La segunda mitad del siglo XX funcionó por razones que la Raison jamás conocerá.
Pero yo sí conozco algunos casos, freres humains qui apres nous vivez: Andrés se hizo fascista por profundos motivos de peinado, Yvonne marxista porque las milongas de los Quilapayún, Pedro bakuninista por Margarita, Plácido católico por, afición al órgano (en el mejor sentido), Giambattista se hizo socialista dicen que por la rima, Doña Pura testigo de Jehová por una minipimer, Juan y Pedro mormones por razones de estricta sastrería.
Insondables abismos del organismo humano: durante la segunda mitad del siglo XX nadie fue calvinista por Calvino, ni sartriano por Sartre, ni budista por Buda, sino que por, o sea, que sentían un no sé qué, que quedan balbuciendo aquellos antropoides. 7-X-81
XII La segunda mitad del siglo XX fue mediocre también en la herejía.
Pensemos en los grandes clásicos del error, profesionales como Pelagio, Arrio, Lutero, Hus, Calvino: arduos años en trato con la Biblia y los Padres de la Iglesia, orando en penumbras temblorosas, pasando doctorados, sínodos, conclusiones... De repente una idea infernal: el filioque, la sustancia, distingo, de humanitate Christi... Advertencia, Tractatus, advertencia, concilio, más advertencia, insumisión, condena y el final conocido: pregonero, tambores, las calles agolpadas y una fogata multitudinaria cuyos fulgores crepitaban años y años en las memorias campesinas y se perpetuaban en trovos y consejas.
Durante la segunda mitad del siglo XX todo fue más chapuza: el padre Van der Buden a base de ir en cueros entre los tulipanes dijo no sé qué cosa (ni él tampoco debió saberlo mucho). A Don Hans Kraus le bastó con algunas mugres tercermundistas de Der Spiegel. A Paqui Rodríguez, peluquera de Mula (Murcia, España), se le ocurrió su cisma bajándose el tirante del bikini al borde de un cubata perezoso.
También incompetentes para el mal. Ni siquiera merecían el honor de una hoguera. 6-X-81
XIII La segunda mitad del siglo XX dio pasos de gigante.
Hubo no obstante algunos reaccionarios, gentes que se negaron a avanzar con su tiempo -una monja ruinosa de Calcuta, unos papas, Escrivá, Solzhenitsyn, Lech Walesa, Jérome Lejeune y otros, sin olvidar los pérez con sus codos gastados en el amargo roce de los lunes y martes y unos pocos millares de silencios postrados bajo la lucecita latiente del Sagrario-, gentes insolidarias, no cabe duda, gentes reacias a vivir a cuatro patas y a dar aquellos pasos de gigante camino de la nada.
Nadie lo supo, y ellos sostenían la máquina del mundo. Luminosos rebeldes, ellos fueron el rumbo de la Historia durante la segunda mitad del siglo xx. 5-X-81
SALMO FINAL Grandes son Tus hazañas, Señor, fuerte Tu brazo: Tú salvaste a Tu pueblo de la lluvia de napalm, de los tanques del Pacto de Varsovia, de Nixon, de Jomeini, de Fernández Ordóñez.
Señor, Tú nos libraste de los que nos traían la libertad en sus cañones, Tú has sacado a Tu pueblo intacto de las fauces de Kruschev, de la CIA, de Playboy, de Alí Agca.
Tu fuerza no la vencen los missiles ni L 'Etre et le Néant ni Gaddafi ni la Trilateral.
Tu amor no tiene fin, Señor: Tu pueblo, que atravesó el desierto y el Mar Rojo, también logró pasar -mayor prodigio- la segunda mitad del siglo xx. 7-X-81
TODA LA VERDAD SOBRE JUAN PABLO II Qué sabrá él de la vida de la gente diaria siempre retirado allá en lo alto del Vaticano si apenas conoce nuestro mundo occidental y casi nunca está en el Vaticano qué irresponsabilidad tanto viajar de un sitio para otro porque cómo podrá comprender otras culturas si sólo conoce el mundo occidental y lo que dice interesa únicamente a cuatro viejas pero siempre se pone del lado del capital y a qué viene todo ese fanatismo masivo de los jóvenes ni que fuera los Rolling Stones qué pesado siempre con los obreros los obreros amargándonos la vida tan conservador que hasta se ha empeñado en imponer cambios en las costumbres tradicionales de la curia siempre tan débil dejándose influir por lo que dice el Opus que viaje todo lo que le dé la gana a mí me es indiferente y es tan autoritario que nunca tiene en cuenta lo que le dicen
y además no soporto que esté siempre viajando de un
lado para otro. Poema irónico en el que se presenta, de modo encadenado, todos los tópicos que contra Juan Pablo II se versaba entonces (quizás los mismo que ahora sobre Benedicto XVI), poniendo en evidencia a quienes le atacan. 6/7-X-82
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1. De amigos ando bien
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